Cuando se ama, se termina herido. Las probabilidades siempre están en contra de tu " ..Y vivieron felices para siempre", en primer lugar incluyendo a la persona que se ha ganado tu corazón. Y a pesar de que esta persona es absolutamente tu vida, eventualmente, la arruinará. Le das una parte de tí a ese alguien y cuando se va se la lleva consigo dejandote incompleta. Esto no es pesimismo, es solo la realidad. El amor es la mejor droga, la que da la nota más euforíca pero tambien es la de los retiros más devastadores. Todos viviremos
esto, y a pesar de que el saber que las personas a tu alrededor han caminado en tus zapatos te brinda un poco de alivio. Por dentro estás herido.
Cuando estás herido, odias. Te odias a ti mismo. Odias a esa persona. Odias al amor mismo. Y sobre todo, odias como el adulto fuerte e independiente que eres cayo atrapado en las manipulaciones de otra persona con tu felicidad, por lo que decides convertirte en una muralla, una fortaleza inquebrantable de ladrillos y cemento hecha para resistir cualquier torrente de emociones ya sea que vengan desde fuera o desde adentro. En algún momento encarnaste todo el espectro de la felicidad, pero ahora el Odio es la sensación con la que más te identificas.
Cuando odias, intentas olvidar. Siendo Intentar la palabra más oportuna. Bloqueas a esa persona de tu Facebook, no te desplazas por tus albums de fotografías. Las canciones, peliculas, restaurants, aventuras, hobbies y todo aquello que en su momento compartiste como tuyo y de esa persona, lo expulsas de tu mente y lo borras de tu memoria. El amor se construye de las experiencias vividas con otro ser humano, pero ahora debes pintar ese cuadro vibrante de blanco. Debes tratar de olvidar, porque seguir recordando es habitar en el pasado.
Cuando tratas de olvidar, empiezas a extrañar. La peor parte ya la dejaste atrás. Ya cosiste esa rutura; esa herida supurante ahora es solo una cicatriz desgastada. Ya te has vuelto a reajustar a la vida en tus propios terminos y ahora tienes que hacer un esfuerzo para volver a conjurar esas emociones que atormentaban tu alma. Cuando ves una pareja agarrada de las manos, extrañas tener tus dedos entrelazados con los de una persona que te comprenda. Extrañas tener un número al cual escribir un texto, un hombro en el cual apoyarte, una boca para besar. Simplemente extrañas la sensación de permitirle a alguien especial compatir tu vida.
Y cuando comienzas a extrañar, eventualmente te enamoras de nuevo. Despues de todo, el amor es un ciclo.
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