De las primeras noches de pasión, el secreto queda en mi cama y las cuatro paredes de mi habitación. Los dulces besos, tus suaves caricias que poco a poco encendían la llama de una pasión desenfrenada, sacando lo mas salvaje de mi ser y al mismo tiempo lo mas tierno de mi como mujer. En cada encuentro la entrega es mayor, pura, sin reservas. Soy mas tuya que de mi misma. No hay parte de mi que no te pertenezca ni rincón de mi alma, por recóndito que sea, que no conozcas a conciencia.